Mucho menos tiempo atrás tuve el privilegio de visitar el epicentro del conflicto del Ulster. Belfast estaba hace un año ya en paz. Los Troubles –forma eufemística para definir el conflicto que entre 1968 y 1998 segó la vida de más de 3.000 personas– ya habían acabado. No obstante, como en todo conflicto, el poso de odio, segregación y anormalidad sigue. Nos lo contó David Stevens, miembro de la asociación sin ánimo de lucro Corrymeela, que trabaja desde 1965 para construir puentes entre las comunidades protestantes y católicas. Aún hoy hay trabajo que hacer. Al parecer, contaba Stevens, las diferencias en las condiciones de vida de unos y otros son latentes, siempre a favor de protestantes, poco proclives a mezclarse con los católicos en las universidades, escuelas, clubes deportivos y barrios en general.
Prueba de ello la encontré a medio camino de los barrios de Shankill (protestante) y Falls (católico), donde una alambrada de varios metros separa ambas comunidades. Abierta durante el día, al anochecer se cierra. 'Just in case' (Por si acaso). En los años más (in)tensos del conflicto en el Ulster o Northern Ireland (el nombre escogido define igualmente las partes en contienda) estas dos barriadas representaron las posiciones más antagonistas. Prueba de ello son los provocadores e hirientes murales presentes en muchas paredes o en los monumentos homenaje a miembros del IRA.
Pese a definir los dos grupos con el nombre de su credo el conflicto irlandés tampoco es de naturaleza religiosa. Digo tampoco en alusión a la madre de todas las guerras, a saber, la que enfrenta a israelís y palestinos. En Irlanda del Norte la pugna se basa en aspiraciones independentistas y por ende republicanas, en contra de aquellas que apuestan por la unidad y por ende por la sumisión a la casa real británica.
En el conflicto norirlandés, dos personajes clave de la guerra como eran el número uno y dos del Sinn Fein, el partido católico y brazo político de la IRA, se dieron cuenta que con la violencia no se podía ganar. Por ello, Gerry Adams y Marty McGuiness hicieron pasos hacia una solución pacífica. Una lección que, dado su éxito, debe servir de ejemplo.
Foto: E.T.
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