viernes, 30 de enero de 2009

37 años después de Derry

“I can't believe the news today. I can't close my eyes and make it go away”. Así empieza Sunday Bloody Sunday, de U2, canción que denuncia la matanza perpetrada por tropas británicas en Derry, Irlanda del Norte, contra una manifestación católica pro derechos humanos. Hoy se han cumplido 37 años.
Mucho menos tiempo atrás tuve el privilegio de visitar el epicentro del conflicto del Ulster. Belfast estaba hace un año ya en paz. Los Troubles –forma eufemística para definir el conflicto que entre 1968 y 1998 segó la vida de más de 3.000 personas– ya habían acabado. No obstante, como en todo conflicto, el poso de odio, segregación y anormalidad sigue. Nos lo contó David Stevens, miembro de la asociación sin ánimo de lucro Corrymeela, que trabaja desde 1965 para construir puentes entre las comunidades protestantes y católicas. Aún hoy hay trabajo que hacer. Al parecer, contaba Stevens, las diferencias en las condiciones de vida de unos y otros son latentes, siempre a favor de protestantes, poco proclives a mezclarse con los católicos en las universidades, escuelas, clubes deportivos y barrios en general.
Prueba de ello la encontré a medio camino de los barrios de Shankill (protestante) y Falls (católico), donde una alambrada de varios metros separa ambas comunidades. Abierta durante el día, al anochecer se cierra. 'Just in case' (Por si acaso). En los años más (in)tensos del conflicto en el Ulster o Northern Ireland (el nombre escogido define igualmente las partes en contienda) estas dos barriadas representaron las posiciones más antagonistas. Prueba de ello son los provocadores e hirientes murales presentes en muchas paredes o en los monumentos homenaje a miembros del IRA.
Pese a definir los dos grupos con el nombre de su credo el conflicto irlandés tampoco es de naturaleza religiosa. Digo tampoco en alusión a la madre de todas las guerras, a saber, la que enfrenta a israelís y palestinos. En Irlanda del Norte la pugna se basa en aspiraciones independentistas y por ende republicanas, en contra de aquellas que apuestan por la unidad y por ende por la sumisión a la casa real británica.
En el conflicto norirlandés, dos personajes clave de la guerra como eran el número uno y dos del Sinn Fein, el partido católico y brazo político de la IRA, se dieron cuenta que con la violencia no se podía ganar. Por ello, Gerry Adams y Marty McGuiness hicieron pasos hacia una solución pacífica. Una lección que, dado su éxito, debe servir de ejemplo.

Foto: E.T.
---------------------------------------
De reojo: Hay una galería de fotos de Belfast en Facebook. Invitados estáis.

lunes, 12 de enero de 2009

En pie de manifestación

Un frío domingo de Madrid, pertrechados con bufandas, gorros, guantes y, como no, sus kefiyes nuevos de trinca, los actores españoles salieron a la calle para encabezar una manifestación de repulsa al ataque israelí sobre la Franja de Gaza. Lejos de diluirse entre la marea de personas que acudieron a ejercer su legítimo derecho a la protesta, los artistas, también conocidos como integrantes del mundo de la cultura, se pusieron en primera fila y desde allí reclamaron el fin de la injusticia que castiga estos días a Palestina. Les acompañaron miembros del PSOE y de IU, así como el ex director de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza y la periodista Rosa María Mateo. Estos dos últimos me encajan más en una manifestación de este tipo.
Ignoro qué conocimiento tienen los actores españoles sobre el conflicto de Oriente Medio. Lo que es bien seguro es que conocen al dedillo la intensa relación entre izquierda-pueblo palestino oprimido y derecha-Israel estado opresor. Ante semejante tesitura, está claro por quién decantarse.
La reacción de Israel esta siendo salvaje, cruel y desmesurada, del mismo modo que dura es la vida los vecinos de Sderot, cuya vida transita entre el ulular de las sirenas y los kassam cayendo sobre sus tejados.
Uno de los problemas del conflicto palestino-israelí es el enorme efecto contagio que tiene en el resto del mundo. A nadie deja indiferente el cruce de balas de ambos contendientes y, por ello, todos quieren opinar, dada su condición de expertos. Sin embargo, dicha opinión es a menudo sesgada y basada en la identificación ideológica de un hecho de política interior con un hecho fuera de nuestras fronteras. Ya pasó, por ejemplo, con El País cuando apostaba deliberadamente por Obama o Kerry en 2004 (el ZP americano), en contra de McCain o Bush (al que identificaban con Aznar). O con el silencio respecto a la violación de los DDHH en Cuba.
Sin embargo, nuestros artistas, adalides ellos de la progresía española, salen a la calle, porque siempre hay algo por lo que protestar y por lo que ponerse al servicio de la lucha ideológica que tanto gusta y que tanto vende entre el público. Me pregunto, por ejemplo, por qué estos artistas se escondieron tan obscenamente en sus madrigueras cuando la campaña contra Catalunya de hace un par o tres de años tomó especial virulencia.
A nadie niego el derecho a la protesta ni la afinidad ideológica. Pero de hacerlo con alma a hacerlo por una estúpida identificación hay un trecho. Y eso no me convence.

Foto: Periodista Digital
---------------------------------------
De reojo: Intensa nevada la que tiñó Madrid de blanco el pasado viernes. Hay fotos en Facebook.