En los primeros años del siglo XXI, Irán se ha vuelto a colocar con fuerza en el tablero internacional. Pero más allá de las críticas de Ahmadineyad a Israel y sus contencioso nuclear, el país derivado del antiguo imperio persa presenta múltiples paradojas que lo convierten en un extraño actor en Oriente Medio
Como si de una moneda persa se tratara, Irán tiene dos caras, dos vertientes que muestran, a la vez, las fortalezas y las debilidades de uno de los países que acapara más titulares de la prensa internacional.
Y es que, como señala Mohammad Reza-Djalili, profesor en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, Irán es un país que vive en la contradicción. Para este politólogo suizo-iranI hablamos de un país musulmán que se halla en contradicción no sólo con el mundo cristiano, sino también con otros países mahometanos, puesto que el credo mayoritario es, con un 89%, el chíi. Es, además, uno de los pocos países teocráticos que aún perduran en el mundo y que, en el tablero internacional, juega al mismo tiempo el papel de amenazador y amenazado.
Con este punto de arranque, el profesor Reza-Djalili mostró en su conferencia Irán: debilidades y fortalezas de una potencia, celebrada en el CIDOB, cómo las ventajas con las que cuenta el país son también sus debilidades, lo que refuerza la sensación de paradoja en la que se mueve este estado, que presenta muchas más aristas de las que exclusivamente atañen al manido asunto nuclear.
La primera paradoja entorno a Irán es que se trata del país con mayor antigüedad de cuantos forman Oriente Medio, ya que es heredero directo de Persia, con una historia que se remonta a más de 2.500 aC. Al sur se encuentran las monarquías petroleras como Arabia Saudí (fundada en 1932), Kuwait (independiente en 1961), o Yemen (reunificación en 1990). Por el norte Irán tiene como vecinos a las repúblicas que nacieron después de la desintegración de la Unión Soviética.
En cualquier caso, estados como Turkmenistán, Azerbaiyán o Armenia no tienen más de 15 años de historia independiente. Al Oeste, destacan Turquía, creada en 1923 tras el Tratado de Lausana, e Iraq, invento británico que se fraguó en 1932 como reino y en 1958 como República. Al este, Pakistán (1947) y Afganistán (independencia de los británicos en 1919). Para el profesor Reza-Djalili la antigüedad de Irán implica la desventaja que Teherán se refugia demasiado en el pasado, lo que se traduce en una huida de la realidad que soslaya los problemas reales y actuales.
La tasa demográfica iraní, con 65 millones de habitantes con una media de 25,8 años, conlleva también ventajas e inconvenientes. Reza-Djalili destaca que la población es mayoritariamente urbana (70%), y con un índice de alfabetización del 79%. Además cuenta con 2 millones de estudiantes, de los que un 60% son mujeres. Estos datos, sin embargo, tapan otros no tan esperanzadores: un índice de paro entorno al 15% y una ingente fuga de cerebros que, según un informe de 2006 del Fondo Monetario Internacional, pone a Irán en cabeza mundial en este asunto. Además, cabe destacar que, con un 6% de la población, Irán tiene el índice de drogadictos más elevado del planeta.
Respecto a su situación geográfica, Reza-Djalili asegura que Irán se halla en una posición privilegiada, aunque lamenta que no aproveche sus fronteras compartidas con 15 países y su salida a tres mares (Caspio, Índico y Pérsico). En este sentido, pone como ejemplo la construcción de un oleoducto en dirección a Turquía, que no pasa por suelo iraní. Algo parecido pasa con los recursos energéticos. Desde el descubrimiento de petróleo en suelo persa (un 28 de mayo de 1908), Irán se ha situado como poseedor de las segundas reservas mundiales de crudo y de gas. Sin embargo, sus fuentes energéticas envidiables no se traducen en el uso que se hacen de las mismas, ya que un 40% del petróleo del país procede del exterior.
Esta cifra, que crece cada año, responde, según Djalili, al "abandono" que ha sufrido la industria petrolera, que aún utiliza las refinerías construidas antes de la Revolución Islámica. Para paliar esta carencia, el director de Compañía Nacional iraní de Petróleo, Gholam-Hossein Nozari, anunció una inversión de 15.000 millones de dólares para modernizar cinco plantas de extracción y construir tres nuevas. Con ello, se prevé que la producción de barriles alcance los 92 millones de litros, desde los 40 actuales, en un plazo de cinco años.
1 comentario:
Ya te leo, ya...
Me gusta ver que permaneces en la brecha mediática, te iré siguiendo.
Saludos!!
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