martes, 1 de septiembre de 2009

Decadente Barcelona

Pocas noticias ya me sorprenden. Después de tantos años navegando en los medios de comunicación podría decir que estoy curado de espantos. Sin embargo, las fotos que trae hoy El País son extremas. Se trata de un reportaje fotográfico en el que se ve con toda claridad los contactos sexuales entre clientes (parecen guiris) y prostitutas (normalmente de origen subsahariano) en los aledaños del mercado de la Boquería, a pocos metros de Las Ramblas.
Barcelona está perdiendo día a día. El otro día comentaba a un conocido extranjero de visita a Barcelona que valía mucho la pena ir al Gótico pero que era mejor hacerlo a plena luz del día, just in case.
Por motivos académicos, el último año no he vivido en Barcelona, pero no por ello he dejado de presumir de mi ciudad entre cuantos me han preguntado. Sin embargo, tanto presumir no puede esconder una realidad: el centro de la ciudad y sus tan populares Ramblas están en decadencia. Esto se ve paseando por la zona a cualquier hora del día, donde suciedad y gente que da miedo se mezcla con guiris y hedores. Las fotos de prácticas sexuales en plena calle deben ser un punto de inflexión. No soy carca ni timorato, vivo en mi tiempo y tengo poco de conservador. No obstante, creo que hay unos límites y follar así en plena calle los supera todos.
Imagino que para las chicas el beneficio de hacerlo así es doble: no pagan habitación en un tugurio y, al hacerlo en público, evitan encerrarse con un cliente en un sucio cuarto, en el que sus gritos de auxilio podrían fácilmente quedar sofocados.
Es momento para el Ayuntamiento de hacer algo, porque la fama de Barcelona como ciudad fantástica puede tornarse en ciudad miserable, lo que alejaría el turismo. Algunos probablemente lo agradecerían. Sin embargo, visto como está España, no es muy aconsejable secar tan suculenta fuente de ingresos.


Foto: Edu Bayer (El País)
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De reojo: Tristes comentarios los muchos que he leído sobre el nombre del nuevo fichaje del barça, Dmytro Chygrynskyi. La verdad es que el nombre es, para nosotros que no hablamos ucranianos o ruso, bastante extraño, pero no por ello hay que hacer mofa. Esto demuestra una profunda incultura tan propia de aquellos que enmascaran con una pretendida superioridad cultural su miedo a lo desconocido.