lunes, 27 de agosto de 2007

La luz compensa la letra

Tras Lucía y el sexo, y su polémica La pelota vasca, por citar las dos más recientes, Julio Medem presenta nueva película. Caótica Ana significa un retorno muy esperado y ampliamente anunciado, sobre todo por los medios afines a Prisa. Y es que una de las coproductoras de la película es Sogecine, perteneciente a Sogecable, empresa inserida dentro del conglomerado Prisa. Aunque quien produzca la película y cómo se promocione no afecta la calidad de la misma, conviene decirlo para separar el trigo de la paja, es decir, saber matizar todas las alabanzas que sobre la obra de Medem se viertan desde El País, la SER, CNN+, y compañía.

Del mismo modo, cabe matizar las críticas que la película sufrirá probablemente de aquéllos que no perdonan que Medem rodara La pelota vasca. Cuenta el mismo director que se le llegó a tratar de asesino, de etarra, y de predicador de la violencia. Como tantas veces ha pasado en este país, mucha gente se dejó llevar por los voceros de la derecha y criticó la película sin haberla visto. De allí al linchamiento mediático a Medem. Rubianes conoce bien la violencia conservadora.

Caótica Ana presenta la historia de una pintora que tras someterse a una sesión de hipnosis descubre cómo dentro de ella habitan otras mujeres que murieron de forma trágica. A partir de ese momento empieza un viaje, tanto espiritual como físico, que le irán mostrando a las personas que habitan en su interior.

El recorrido del viaje de Ana está claro: desde Ibiza hasta Arizona. Lamentablemente, en algunos momentos la voz -tanto de Ana como de sus interlocutores- no acompaña a dicho movimiento. Pese a la intensa y atrayente actuación de Manuela Vellés, sostenida sobre todo en sus miradas, gestos y expresiones, el guión de Caótica Ana se vuelve obtuso y prosaico en algunos momentos, cayendo incluso en el siempre espinoso asunto de las reivindicaciones sociales, ya sean anti guerra, a favor de las minorías marginadas, o vindicando el papel de la mujer a lo largo de la historia.

Así, el guión es, a mi juicio, el (único) elemento criticable de la nueva película de Medem. Por el contrario, destaca el exquisito tratamiento de la imagen, tanto a nivel lumínico como de encuadre, gracias en parte al uso para el rodaje de una cámara de alta definición, que se hace especialmente visible en las escenas finales en el desierto de Arizona. Con todo, y a pesar del texto, la luz de Medem compensa pagar una entrada de cine.

1 comentario:

Jaume Pi dijo...

Goses criticar en Médem? M'obligaràs a veure la peli i corroborar si tens raó o no