viernes, 2 de mayo de 2008

La excepción serbia

Recientemente, la UE firmó un acuerdo de Asociación y Estabilización y Asociación con Serbia, pese a que Belgrado no ha cumplido su parte del trato, que era entregar a los criminales de guerra Radovan Karadzic y Ratko Mladic.

Mi opinión sobre las relaciones Serbia-UE es que Belgrado tiene la convicción que recibe un trato distinto al que la UE da a otros países. Muchos serbios no entienden por qué sus vecinos balcánicos ya están dentro de la UE (Eslovenia) o camino de ella (Croacia), y ellos no. El caso croata creo que hiere más a Belgrado, puesto que Zagreb perpetró salvajadas similares a las serbias en los 90, sobre todo cuando expulsó a las minorías serbias de la Krajina. Pese a ello, los croatas son vistos como los “buenos” o, al menos, como los “menos malos”.
Belgrado y los Balcanes en general, también están irritados con casos como Bulgaria y Rumanía, países a los que sí se ha dado entrada en la UE, cuando estaban realmente lejos de cumplir muchos de sus requisitos.
Con todo, opino que Serbia paga los platos rotos del papel de la UE en los conflictos de los 90. No entiendo por qué Bruselas acepta la firma de un AEA ad hoc cuando Belgrado no ha cumplido su parte del trato, a saber, entregar a Karadzic y a Mladic. Esto demuestra, a mi juicio, un poco de improvisación en la Unión Europea, ya que o se acepta a Serbia o no, pero no medias tintas. Carla del Ponte debe estar profundamente decepcionada.
Se sabe, tal y como se ha apuntado aquí, que con la firma del AEA, la UE busca dar un espaldarazo a las posiciones pro-europeas en contra de las ultra-nacionalistas. En este sentido, me pregunto hasta qué punto puede y debe entrar la UE tan alegremente en la política interna de un país, si no hay conflicto armado de por medio. Además, pienso que hacerlo puede molestar al “hermano mayor” de Serbia, Rusia, con la que, a causa de temas gasísticos, conviene estar a buenas.

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De reojo: Las dos noticias más desagradables de esta semana (Austria y geriátrico en Barcelona) demuestran lo chalado que está el ser humano y lo miserable que se puede llegar a ser. Es impensable tanta maldad.

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