Quizás los 862.415 irlandeses que votaron No al Tratado de Lisboa no saben que desde que su país entró en la UE, allá en 1973, ha recibido entorno a 55.000 millones de euros. Un dinero que ha servido para situar a la República como uno de los países más prósperos de Europa y que ha servido para atraer a innumerables multinacionales que como abejas a la miel, acuden a Dublín para disfrutar de una laxa fiscalidad. (el impuesto a sociedades en Irlanda es de un 12,5% por un 24% en el resto de Europa).
Pero, pese a estos visibles avances, Irlanda ha dicho No a un Tratado, el de Lisboa, que yo también comenté hace unos meses.
Uno de los miedos en Irlanda ha sido el del perder un Comisario. Hasta ahora hay 27, uno por estado. El Tratado de Lisboa preveía reducir esta cantidad a dos tercios (18), que rotarían de forma temporal. Irlanda temía de este modo perder a quien les representase y perder así el maná que ha sido Europa para la isla. Intuyo aquí un cierto miedo de los irlandeses favorables al no: “qué todo se quede como estaba –habrán pensado-, no vaya a ser que nos vaya peor”. No obstante, ese peor ya está aquí, primero por la crisis mundial, y segundo, porque el dinero europeo ya va en otras direcciones. Los años del Tigre Celta, o el milagro económico irlandés, ya han acabado. El miedo ha ganado al raciocinio.
Ahuyentar este miedo es trabajo de Bruselas, empezando por el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso. Pienso que el Tratado de Lisboa presentaba muchas y buenas mejoras pero como siempre sucede con todo lo referente a la UE, todo quedó casi escondido por el miedo atávico a perder una soberanía que cada vez va a menos. Quizás el próximo paso en Bruselas tendría que ser no las ratificaciones sino apostar de una vez por todas cómo acercar (y informar) la UE a los ciudadanos. Sino, con razón, éstos desconfían y dan la espalda.
Efe / Aidan Crawley
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De reojo: Ya sorprende ya, que en las entrevistas que 'En tres minutos' hace El País a los jugadores de la selección, casi todos confiesen estar pagando más de cuatro hipotecas, lo que demuestra el mundo de Yuppy donde viven estos tipejos que apenas saben leer.
6 comentarios:
Como politólogo que soy reconozco que me descolocan los referenda. Entiendo que serían necesarios en los municipios, pero hay temas tan complejos donde dudo mucho que la gente tenga opinión formada. Es más, leyendo la propuesta de Constitución Europea no creo que nadie estuviera 100% de acuerdo con el texto, con lo cual el paso del Sí al No depende del émfasis en lo malo.
LA democracia está para eso, para que los políticos decidan lo que creen mejor. Si el tema es importante, consensuen un texto y que nos dejen en paz. Total, de la UE aquí sólo vemos dinero, nada más.
Lo mes lamentable es que els irlandessos, -fins i tot els polìtics-, no se l'han llegit, i han votat no per portar la contraria.
Gracias por la referencia de la entrevista en la Vanguardia. ¡Estupenda!
@Andreu: Difiero contidgo en eso de que aquí, de la UE, sólo vemos el dinero. Un 70% de las leyes que se aprueban proceden de iniciativas comunitarias. Su influencia es mayor de lo que puede parecer y alcanza muchos ámbitos de la vida.
Enric, quan dic "veiem" em refereixo a la societat. Efectivament la normativa de casa nostra ve obligada per la UE en molts casos, però públicament no es percep. De fet, en diversos estudis, es demostra que l'element econòmic és l'únic palpable per la majoria de la població,que és qui vota.
@Andreu: No m'estranya aaicò que dius que la gent només percep els diners de la UE. Poca gent es sent europea. Els països de la UE del 15 tenen un nacionalisme propi, que en pocs casos es comparteix amb el fet de sentir-se europeu. La UE ampliada al 2004 (països de l'est) tb tenen un nacionalisme propi que se suma a un atlantisme molt més pronunciat.
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